Tiempo de ruinas

Amelia no me quería, era sólo un pasatiempo contra la soledad para ella, un juguete en manos
del destino.
Sophie ya me había dicho lo que pensaba.
Así que era como si el gran puño de Dios -como decía Vallejo- hubiera aplastado mi vida, y me hubiera dejado un postit que dijese Te lo mereces por hijo de puta.
Estaba condenado.
3 comentarios
Marta -
H -
Marta -