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Las Flores del Insomnio

El teléfono es un cruel amante

Sophie y yo hablamos, pero no fue lo mismo. Fue algo triste, porque a medida que se gastaba la media hora, sentía indiferencia y aburrimiento. Algo había, pero se iba esfumando de la misma forma que el hilo de mi voz. Hablábamos del trabajo, de los cambios, y de alguna manera nos evitábamos. Me dijo que algún día deberíamos hablar de nosotros; tenía razón. Pero en ese momento no me sentía con fuerzas.
Cuando colgué, me sentí el doble de solo.

3 comentarios

Esquivando -

Las relaciones son como los ríos. Nacen gota a gota, después se aceleran y se vuelven revoltosas y divertidas, en el curso medio se tranquilizan y su curso se vuelve sinuoso, y al final mueren. Aunque sigo esperando que alguien me haga pensar de otra forma. Un saludo.

Marta -

Algunas veces, es mejor dejar morir alguna conversación, para retomarla con mayor fuerza en otro momento. Al menos eso es lo que creía hasta hace unos días.
Hoy no lo sé.
Un beso.

Corazòn... -

Tiene mucha razòn, pero no solo pasa en el telèfono...igual pasa en un cafè, en cualquier sitio donde usted cruce palabra con aquella persona que solo le produce un grande vacio y, que sus palabras le llevan a ese avismo...No siempre son buenos momentos. Aveces la soledad es la mejor compañera del ser humano...Un saludo.
;o)