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Las Flores del Insomnio

Because I just didn´t want to know

Eran las nueve de la noche cuando dejaba la universidad. Había sido tan imbécil de acudir a su llamada, de ayudarla en su trabajo, de encerrarme con ella en un despacho durante más de cuatro horas, buscando datos de toponimia, de onomástica... Y para qué... Para nada, no servirá para nada. Cuando se vaya, todo esto no servirá para nada. Y me doy cuenta de que hay cosas de ella que son difíciles de aguantar, como su cabezonería, su irritante manía de querer ser terriblemente exacta y perfeccionista en sus trabajos... trabajos que empieza una semana o menos antes de tener que entregarlos. Y comprendo que la quiero con todas sus limitaciones, con todas sus taras, pero que ella se cansó de las mías. Buscar culpables, o quien ha actuado bien o mal es ahora ya, además de estúpido, infructuoso. Qué me quedan ya de estos casi 8 años (ayer se cumplieron, pero la balanza ya se había roto).

Nos despedimos en el hall. A ella la venía a buscar su padre. Eso terminó de dejarme hecho polvo, puesto que, tras esas horas encerrado, al menos esperaba que volviera conmigo, que habláramos, y que, quizás, pudiéramos estar juntos después de cenar. Volví de bastante mal humor a casa. Al llegar me llamó, y me dijo que ya nos veríamos mañana. Y mañana es el último día antes de que la gran Ciudad vuelva a devorarla.

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